Un poco de historia sobre como se despide el año en el mundo, es decir, la nochevieja.
La nochevieja tiene una larga tradición, desde los inicios del Imperio Romano, enero estaba dedicado al dios bifronte Janus, que mira delante y detrás: al año que se va y al principio del que viene, por eso le representaban con dos rostros, uno barbudo y viejo y el otro jovencito.
Los romanos invitaban a comer a los amigos y se intercambiaban miel con dátiles e higos para que pasase el sabor de las cosas y que el año que empezase fuese dulce.
Esta vieja costumbre romana fue poco a poco entrando en Europa, donde con la misma finalidad venturosa comenzaron a ofrecerse lentejas, de las que se dice que propician la prosperidad económica del año que empieza.
En la Edad Media la Iglesia trató de oponerse a las viejas costumbres, pero no consiguió extirpar la atmósfera disipada de, la noche de San Silvestre, que se mantuvo como la última isla pagana de las doce noches navideñas (las comprendidas entre la Navidad y la Epifanía), que la Iglesia consideraba como periodo de renovación para mejorar el año venidero.
La cena de Nochevieja, el 31 de diciembre, empezó a convertirse en una festividad de moda desde principios del siglo XX.
A diferencia de la cena de Nochebuena, se trata de un rito de carácter público que se celebra entre amigos, en casa de alguno de ellos o en algún establecimiento hostelero.
ALEMANIA (00:00)
Glückliches Neues Jahr
Los alemanes despiden el año viejo brindando en honor a San Silvestre, y reciben el año nuevo con petardos y fuegos artificiales que pretenden ahuyentar a los malos espíritus. Cuenta la tradición que es costumbre dejar en el plato, hasta después de la medianoche, algunos restos de lo que se haya cenado, como una forma de asegurarse una despensa bien surtida durante el año siguiente.
AUSTRIA (00:00)
A Guads Neichs Johr Olle Mitanand
Los austríacos despiden el año lanzando fuegos artificiales, bebiendo champán, tirando confetti o serpentinas, repartiendo besos. En definitiva, suelen hacer lo mismo que la mayoría de los humanos en Nochevieja. Si algo les hace diferentes, especialmente a los vieneses, son el típico Vals de Año Nuevo y el Concierto de Strauss que la Filarmónica de Viena ofrece puntualmente cada 1 de enero.
DINAMARCA (00:00)
Godt Nytår
Romper la vajilla no debe de estar mal visto en Dinamarca, por lo menos el día de Año Nuevo. Los daneses suelen aprovechar esa fecha para demostrar a sus seres queridos cuánto les aprecian. Y lo hacen lanzando ante sus casas los platos viejos que han ido acumulando durante el año. El número de buenos amigos que uno tenga será proporcional al montón de platos rotos que encuentre en su puerta.
ESPAÑA (00:00)
Feliz Año Nuevo
No importa dónde o con quién te pille la Nochevieja. Para los españoles, lo que más cuenta es lograr zamparse doce uvas al ritmo de las doce campanadas que indican la llegada del nuevo año. Y es que la tradición asegura que quien complete la operación sin atragantarse tendrá suerte en los doce meses siguientes. Lo mismo creen los portugueses. Como acompañamiento, una copita de cava para brindar por el Año Nuevo y ayudar a pasar mejor las uvas. Es costumbre salir a la plaza mayor de la localidad y comerse las tradicionales 12 uvas de la suerte al son de las campanadas de medianoche, mientras se pide un deseo.
Tras la cena, la fiesta continúa en la calle hasta bien entrada la mañana siguiente.
La tradición de tomar las doce uvas -también llamadas las uvas de la suerte- el 31 de diciembre a media noche se remonta tan sólo a principios de nuestro siglo, sobre el año 1909. La implantación de esta costumbre, que por cierto es exclusiva de nuestro país, no se debe a motivos religiosos o culturales, sino más bien a meros intereses económicos. En la Nochevieja de 1909, los cosecheros, en un esfuerzo desesperado de imaginación, consiguieron desembarazarse del excedente de aquella temporada inventando el rito de tomar las uvas de la suerte en la última noche del año. del año.
En algunas zonas de la Comunidad Valenciana, se empieza a sustituir las uvas por gajos de mandarina o de naranja, por ser un producto muy identificado con la tierra.
Dice la gente que el significado de comerse las doce uvas a medida que van sonando las campanadas de medianoche es una manera de empezar el nuevo año con buena suerte.
Otras creencias populares relacionadas con la última noche del año son:
* Utilizar ropa interior amarilla trae mucha prosperidad.
* Utilizar ropa interior roja permitirá encontrar el amor ideal.
* Si la ropa interior se usa al revés, se tendrá mucha ropa * Sacar las maletas a la puerta de la casa traerá muchos viajes.
FRANCIA (00:00)
Bonne Année
En Nochevieja, infinidad de parisinos salen a la calle para despedir el año. El lugar de concentración por excelencia son los Campos Elíseos: desde el Arco de Triunfo a la plaza de la Concordia, la famosa avenida queda atestada de gente dispuesta a recibir el 1 de enero con una buena botella de champagne. Los que se quedan en casa lo tienen más fácil para seguir la tradición: a medianoche hay que besarse y abrazarse bajo una rama de muérdago para conseguir buena fortuna en el año que llega.
INGLATERRA (-01:00)
Happy New Year
Pasar la Nochevieja en Londres presenta varias opciones: unos se concentran para despedir el año en Trafalgar Square o Picadilly Circus; otros prefieren acudir ante el Big Ben para entrar en el nuevo año al ritmo de sus campanadas. A medianoche, la gente entrelaza sus brazos y todos a una entonan una antigua canción llamada "Auld Lang Syne". Al día siguiente, muchos niños se levantan pronto y se lanzan a las calles para deleitar a los vecinos con sus canciones a cambio de monedas o caramelos.
ESCOCIA (-01:00)
Bliadhna Mhath Ur
El año nuevo o Hogmanay se celebra de forma peculiar en algunas poblaciones escocesas. El procedimiento es sencillo, los lugareños buscan un barril de madera al que prenden fuego y lo hacen rodar por las calles envuelto en llamas; dicen que con ello permiten la entrada del año.
Para tener fortuna debe ser un hombre moreno, y mucho mejor si es guapo, pero si la primera persona en entrar es una mujer pálida traerá mala suerte durante todo el año entrante.
ITALIA (00:00)
Felice Anno Nuovo
Los italianos inician la "notte di Capodanno" con una tradicional cena en la que las lentejas son plato imprescindible si se quiere tener un año nuevo repleto de buena fortuna. Esa noche, muchas mujeres reciben como regalo lencería roja, que supuestamente les traerá suerte en el año que llega. Y en algunos lugares como Roma y Nápoles es costumbre también lanzar trastos viejos por la ventana: es una forma de terminar con el pasado y expresar el deseo de empezar una nueva etapa con buen pie.
En la noche de fin de año, al igual que el resto de europeos, salen a celebrarlo por todo lo alto hasta que amanece. En la Nochevieja italiana, las lentejas sustituyen a las uvas para atraer la buena suerte en el nuevo año. Otra tradición muy popular y que, dicen, depara buena fortuna es la de regalar lencería roja. Muy arraigada está también la costumbre de arrojar los trastos viejos por la ventana como símbolo de un pasado finito.
RUSIA (+02:00)
S Novim Godom
Para los niños rusos, el Año Nuevo viene a ser como la Navidad para la mayoría de los niños europeos. Y es que ese día pasa por sus casas el Abuelo del Hielo, una especie de Papá Noel autóctono que recorre el país repartiendo dulces, juguetes y muñecas matriuskas. Para conseguir estos regalos, los niños suelen bailar alrededor del árbol navideño y recitarle poemas al Abuelo del Hielo.
RUMANÍA (+01:00)
En Rumania, algunas costumbres tienen características alucinógenas. Impulsadas quizás por una desesperación nupcial, las muchachas que aún no se han casado suelen caminar hacia un pozo, encender una vela y mirar hacia abajo. El reflejo de la flama dibujará en las oscuras profundidades del agua el rostro de su futuro esposo. Pero las que prefieren no salir de casa, pueden coger una rama de albahaca y colocarla bajo la almohada: el sueño de esa noche tendrá como protagonista al hombre que las espera.
SUECIA (+01:00)
¡Skål!
Una celebración moderna con los amigos
Es una imagen conmovedora de muchas formas y sintomática de la Suecia moderna.
Los suecos se han acercado en todos los frentes a lo continental, aunque, en esa
trayectoria, se produce siempre alguna colisión. En este caso con el clima.
Después de haber celebrado la Navidad con familias nuevas y viejas,
parientes y nuevos familiares por casamiento, al llegar el Año Nuevo, los suecos
quieren estar con sus amigos.
No hay inconveniente en que la celebración navideña sea de corte familiar
tradicional, pero el Año Nuevo debe ser más lujoso, frívolo, internacional y
moderno. En los mercados, los clientes de última hora compiten por los pocos
bogavantes y por la última caja de ostras que quedan.
Promesas de un estilo de vida “mejor”
Luego, en casa, se procede a reducir salsas, caramelizar cáscaras de naranja y
poner la mesa con la vajilla más fina. La gente se viste bien con ropa recién
comprada y, de una forma rara, consigue siempre olvidarse del clima imperante
fuera del hogar. Sin embargo, las medias y los zapatos de tacón alto ya no
sirven de nada en pleno invierno.
Ya sentados a la mesa los comensales, se discute sobre el año que se va y
también sobre el que se avecina. Se manifiesta la intención de mejorar y, al
sonar las doce campanadas, se hacen las promesas de Año Nuevo: una costumbre sueca.
Muy popular es la promesa de dejar de fumar, así como las de bajar de peso,
comenzar a entrenarse en un gimnasio o ganar más dinero. Por lo general,
esas promesas se cumplen en un principio, aunque suelen ser abandonadas cuando el nuevo año lleva ya unas semanas de rodaje.
Poesía de Año Nuevo y fuegos artificiales
Al igual que otras festividades suecas, la de Año Nuevo ha llegado a
caracterizarse por la oferta recurrente de los medios de comunicación.
Así, desde Skansen, museo al aire libre situado en Estocolmo, se emiten en
directo todos los años la recitación de una poesía de Año Nuevo y las doce
campanadas. Hay personas que se sienten más seguras celebrando el fin de año
delante de la tele en sus cuartos de estar.
No obstante, como ya se ha indicado, son muchas las que prefieren el frío de esa
noche. Si no se tiene la suerte de vivir en un piso urbano con buena vista, al
aproximarse la medianoche se acude a espacios abiertos donde poder disparar los
fuegos artificiales propios y contemplar a hurtadillas los de otros.
Y allí está la gente: arropada, con recogimiento, y mirando al horizonte donde
todo chisporrotea y crepita, independientemente de que tenga de fondo pinos
dispersos o casas altas.